Chuparse los dedos en Menorca

Veinticinco años visitando esta maravillosa isla y cada vez que regreso descubro un lugar nuevo. Unos cierran, es cierto, pero otros abren. Esta tierra está siempre viva. Populares o discretos, caros o económicos, pintorescos, tradicionales, extravagantes, me he pateado todos, o casi. Y en este recorrido he contado con la compañía de mi buen amigo Juan Ortiz de Artiñano, poseedor de un buen ojo y, como vasco, una gran devoción culinaria. Juntos hemos atesorado un buen puñado de direcciones que aquí comparto. 

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